Si bien el talento y el dominio de la técnica son dos factores indispensables para el desempeño de los deportistas, de nada sirven cuando no existe la correcta gestión de los pensamientos y emociones.
De acuerdo a los especialistas en psicología deportiva de la Academia de Alto Rendimiento la fortaleza mental es un elemento esencial para alcanzar el éxito, conoce más detalles en este sitio. Esto se debe a que implica la posibilidad de superar los propios límites y lograr el máximo rendimiento.
¿Qué es la fortaleza mental?
La fortaleza mental se define como la habilidad de alcanzar un estado mental productivo y capaz de resistir situaciones adversas. En el ámbito deportivo, está vinculada a la observación y gestión correcta de los pensamientos, emociones y acciones.
En palabras más simples, se trata del equilibrio entre el cuerpo, la mente y todo lo que sentimos, de esta manera, es posible dar lo mejor de sí, sin importar la dimensión del desafío, ni los resultados.
Las personas mentalmente fuertes no asumen los retos con actitud positiva, sino que convierten los fracasos en aprendizaje. Asimismo, se caracterizan por:
- Celebrar los aciertos y valorar los errores;
- Máximo nivel de entrega en todo lo que hacen y perseverancia;
- Tenacidad y determinación para volverlo a intentar.
Factores mentales que influyen en el rendimiento deportivo
El desempeño deportivo depende, en gran medida, del balance perfecto entre la parte física, la mental y la emocional. En este sentido, los entrenadores personales coinciden en que alcanzar el máximo rendimiento requiere reconocer la influencia que cuatro factores mentales:
- Autoconfianza : implica tener fe en nuestras habilidades personales al momento de realizar cualquier acción. En el caso de las competiciones deportivas, corresponde a la capacidad de enfrentar el desafío más allá de las preocupaciones, la ansiedad y las dudas que puedan presentarse.
- Motivación : corresponde al deseo o la necesidad que sirve de impulso para actuar a favor de materializar un determinado objetivo. Estar motivados es un factor clave para el rendimiento deportivo, ya que aporta dosis de energía que se traducen en mayor resistencia y determinación.
- Concentración : se trata de la habilidad de enfocar la atención en las acciones que están ejecutando, sin caer en las distracciones del entorno, pensar en el pasado o en aquello que pueda ocurrir.
- Control emocional : la adrenalina del momento, el temor al fracaso e incluso, una racha ganadora, se convierten en enemigos cuando no sabemos gestionar las emociones. Asimismo, controlar lo que sentimos otorga autonomía e independencia, evita ser víctimas de la ansiedad, el estrés y la tensión, lo que contribuye a tomar decisiones eficaces.
Estos factores se relacionan entre sí. La pérdida de la autoconfianza desencadena el descontrol de las emociones, lo que, a su vez, impide concentrarse y conduce a la desmotivación. Por ello, es fundamental mantener el equilibrio.
¿Cómo fortalecer la mente?
Lo primero que debemos entender es que la mente también se entrena. Aunque existen personas que nacen siendo mentalmente fuertes, por lo general, hablamos de una habilidad que podemos aprender y mejorar.
De la misma forma que en el entrenamiento físico, donde trabajamos la fuerza, velocidad, resistencia y flexibilidad, existen elementos que ayudan a incrementar las probabilidades de alcanzar nuestro máximo potencial y nivel de rendimiento.
Si bien lo más recomendable es acudir a un especialista en psicología deportiva y poner en marcha una estrategia basada en las necesidades y objetivos individuales, en general, podemos fortalecer la mente cuando nos atrevemos a:
Dejar a un lado las marcas y enfocarse en los objetivos
Aunque pueden parecer dos conceptos similares, los objetivos no tienen nada que ver con las marcas. Mientras los primeros se relacionan con metas personales y la capacidad de lucha, las segundas están sujetas a diferentes variables de las que no tenemos el control, por ejemplo, las condiciones climáticas.
Al igual que en cualquier otro escenario de la vida, la motivación y el coraje allanan el camino hacia el éxito, pero no sirven de nada cuando incurrimos en el error de centrar los esfuerzos en un resultado.
Trazarse retos personales representa la oportunidad de superar el mayor rival que debemos enfrentar: nosotros mismos. Asimismo, permite tener claro que no se recibe lo que se desea, sino aquello por lo que trabajamos.
Reconocer el valor de la derrota
El temor es una emoción normal al momento de competir. Ante este escenario, existen dos opciones: exigirnos ser el mejor o buscar la excelencia. Si bien parecen ser lo mismo, la exigencia parte de la obligación que sentimos de mostrar un desempeño perfecto.
Por su parte, la excelencia es una cuestión de actitud, se deriva del interés de dar lo mejor de nosotros mismos en pro del objetivo. Asumir esta perspectiva brinda la posibilidad de aprender de los errores y convertirlos en señales que indican el camino al éxito.
Asimismo, permite trabajar en la resiliencia. La mentalidad ganadora no se deja abatir por el fracaso, ni mucho menos, lo convierte en frustración. Por el contrario, acepta el error, lo analiza y lo convierte en aprendizaje.
Visualizar la ruta hacia la meta
La visualización forma parte de las principales herramientas terapéuticas de la psicología deportiva. Más allá de soñar con el éxito, se trata de recrear en la mente el proceso y el resultado, teniendo en cuenta cada paso, así como las posibles dificultades e imprevistos que pueden presentarse.
Los terapeutas profesionales aconsejan dividir el gran objetivo en pequeños hitos, de esta manera, una vez que se van alcanzando, saboreamos el triunfo y recibimos una dosis extra de motivación.
Cambiar de enfoque y pensar positivo
El estrés, la ansiedad y la tensión forman parte de las emociones que suelen sentirse antes de enfrentar una competición importante. En este sentido, vale la pena encontrar un espacio donde concentrarse.
Unos minutos de soledad es lo que hace falta para analizar el crecimiento personal, considerando tanto los triunfos, como los fracasos. No se trata de medir el éxito, sino lo que hemos podido avanzar hasta el momento.
Finalmente, recordar que la fortaleza mental depende de la capacidad de dominar a nuestro “yo” interno, esto implica precisar los pensamientos negativos y atacarlos desde su punto de origen.
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